jueves, 1 de diciembre de 2011

Los extranjeros

 Txt Emilia Erbeta / Ph Ezequiel Sambresqui

De las varias imágenes que se asocian a la palabra taller, ninguna coincide con lo que se ve al entrar al departamento de Guillermo Flores. En un edificio que fue de oficinas, muy cerca del Obelisco, él tiene un rincón donde vivir y trabajar. En una mesa no muy grande se dedica a armar los libritos que, con su amiga Nazarena Natta Vera, eligen para la mini editorial 13 x 13 y su colección Cinco Sentidos, con la que ya editaron a Gogol, Scott Fitzgerald, Wilde y Poe. No hay grasa, no hay máquinas, ni siquiera un serrucho. Lo que se ve es una computadora, cartón, pegamento, una regla y muchos papeles.


13 x 13 no tiene un lugar, existe entre ese departamento del centro y la casa de Nazarena. En algunos de los dos espacios, los amigos editores se juntan cada fin de semana para dedicarle el día entero al trabajo de convertir papeles sueltos en libritos del tamaño de un cd. El año pasado se anotaron en un curso de encuadernación cosida, pero no duraron más que una clase, porque ellos querían “hacer algo artesanal pero en serie”, explica Guillermo. Una tirada de 100 ejemplares les puede llevar hasta un mes de trabajo, por eso nunca está de más una mano con ganas de ayudar. En los últimos meses, a la dupla original se le sumó el brasilero Pedro Vasconi, quien entusiasmado con el proyecto se puso a cortar y pegar.

“No sabíamos nada, nunca habíamos editado”, dice Guillermo mientras manipula un montoncito de libros y hace memoria para volver al principio. No es una confesión sino la descripción sincera del instante previo a 13 x 13: los dos tenían 23 años y habían venido desde Roca, en Río Negro, a estudiar a Buenos Aires. Empezaron con un montón de cuentos anillados hasta que en el verano de 2009, sin trabajo y con calor, se decidieron y empezó la gira por imprentas para consultar precios. Pero las máquinas no arrancan por menos de 500 ejemplares y no había plata para tanto. “Entonces se nos ocurrió encuadernarlos nosotros, porque así podíamos hacer la tirada que queríamos”, se acuerda Guillermo. 

Los primeros 50 ejemplares que salieron de esas manos coordinadas en medir, cortar y pegar contenían tres cuentos del norteamericano Scott Fitzgerald y aunque ahora les parecen “arcaicos”, en ese momento eran todo. Con ese armamento fueron a la Feria del Libro Independiente y Autogestiva (FLIA) que se hizo en la metalúrgica recuperada IMPA en septiembre de 2009, donde se encontraron con un universo en expansión, lleno de otros que, como ellos, trabajan al margen del mercado editorial. Dos cosas los diferenciaban de la mayoría: la tapa dura y los títulos, donde había clásicos y no nuevos escritores. Esta distinción los empujó a consolidar una idea que ya traían desde el comienzo, la de sumarle a los textos fotos y dibujos. Entonces decidieron que si no tenían nuevas letras, querían que sus libros estuvieran intervenidos por nuevos fotógrafos e ilustradores.

La colección Cinco Sentidos “es chiquita, introductoria”, precisa Guillermo. “El objetivo es que sea una entrada, por eso hablamos un poco de la vida del escritor. Queremos traer al autor, mostrarlo de otra manera”. Se entusiasman con la idea de que la colección ofrezca una noción superficial del cuento clásico, “porque son cuentitos bien escritos, con imágenes, que están buenos”, explica.

En una hoja A4 pegada con cinta de papel en una de las paredes de ese departamento-taller Guillermo y Nazarena garabatearon el futuro de 13 x 13. Mientras trabajan en un libro de entrevistas al arquitecto Clorindo Testa y una segunda tirada de Gogol espera a ser ubicada entre sus tapas, la editorial ya tiene en imprenta el primer título de la nueva colección, Geometría. Será un librito de cuentos del escritor Tomás Cardozo. El mono enjaulado va a llevar tapa blanda y va a ser un poco más grande: 15 x 15. Con la bendición de los clásicos, ahora se animan a los que, como ellos, recién están llegando.



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