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Andrés Kilstein @nofumarx
Aunque
sus responsables debatan si Clase Turista es una editorial experimental o
una editorial performance, lo cierto es que es notoria la asociación
entre este sello y publicaciones no convencionales que, mediante
diversas operaciones, exploran modificaciones e incluso alternativas
al formato libro tal como se conoce.
Surgida
en el 2005 en el ambiente cultural post-crisis en el que se
desarrollaban con éxito “editoriales de guerrilla” como Belleza
y Felicidad y Eloisa Cartonera, Clase Turista surge por el impulso de tres
autores, Iván Moiseeff, Lorena Iglesias y Esteban Castroman. Un
sello creado por escritores que muestra esa orientación, según
Esteban: “la de sacar un libro como sea posible, apelando a un
formato artesanal, basándonos de alguna manera en la filosofía del
do it yourself
(hazlo tú mismo)”.
Su
Colección Artesanal comienza con Salvad
a Copito!. Antología de poesía africana contemporánea.
Muestra un peculiar arte de tapa que remeda el pelaje de Copito, el
orangután de Guinea Ecuatorial moribundo en un zoológico español,
a quien el mundo entregó más atención y cuidado que a los miles de
inmigrantes llegados clandestinamente a Europa y provenientes del
mismo país. “La idea era publicar poesía extranjera que no se
estaba traduciendo, exponer voces que transmiten la subjetividad
desde las márgenes, en este caso, cómo es ser un africano fuera del
continente”, cuenta Lorena.
La
colección continúa explorando lo lejano con Yaaa
Aliiiiii. Pequeña antología de poesía iraquí contemporánea,
cuya edición no causa menos sorpresa que la anterior: forrado en
papel madera y con dos estampillas iraquíes (posta posta) en un
rincón y una mecha que hace las veces de señalador, es inevitable
la referencia a las cartas bombas, “el estereotipo con que CNN
representa a los iraquíes”, aclaran los editores. “La idea era
revestir al libro con algo que tuviera relación con el concepto de
la obra y, al mismo tiempo, disminuir los costos de la impresión
offset tradicional”. Así Horny
Housewife Kidnapped (Ama de casa calentona secuestrada),
poesía costumbrista escrita por los tres responsables de la
editorial, ostenta una tapa revestida en tela de repasador, para
retomar en su interior la temática porno pero con una vuelta
psycho-killer.
Uno
de los diseños más impactantes, con un contenido a la altura, es el
del Manual de Supervivencia para los
días del Gran Desastre. Forrado en
césped sintético (lo que permitirá al libro mantenerse camuflado
en la naturaleza cuando acontezca el ocaso definitivo de la
civilización que la obra anticipa), el manual oficia de guía para
sobrevivir a diferentes calamidades: desde inundaciones hasta la
bomba atómica o un inminente ataque zombie. Lo apocalíptico está
también presente en la que sea quizá la trasgresión máxima al
objeto libro: El Muro del Fin del Mundo
(expuesto en la Feria del Libro 2012), un libro de 15 metros con la
fisonomía clara de un mural en que artistas argentinos y españoles
dejaron mensajes para el momento en que se adivinase el final. Se
apostó a la interactividad reservando un espacio para que también
el público pudiese sumar sus mensajes.
Finalmente,
uno de los emprendimientos más innovadores del sello lo constituye
Mental movies,
donde se propuso a escritores que explicasen en 4 páginas qué
largometraje realizarían si no tuvieran limitaciones presupuestarias
y dispusiesen de los recursos propios de Hollywood. El libro es
acompañado de un CD con los temas de las películas fantaseadas y
con sus pósters, por lo que también fueron convocados músicos y
diseñadores de arte. “La idea era conocer las influencias de los
escritores a nivel audiovisual. Desmantelar la idea de una película
en unidades mínimas: el guión, el diseño de arte, la música.
Desplegando así procesos creativos que quedaban resumidos y
concentrados”- explican los editores, exponentes de esta disciplina
de re-pensar al libro como hoy se conoce.
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