Txt Gonzalo Sanchez Segovia / @gonzalo_ss
Las tres orillas: Muestra fotográfica de Daniel Mordzinski en el Centro Cultural Recoleta.
Ernesto Sábato por Mordzinski |
Mordzinski es llamado “el fotógrafo de los escritores”, algo que seguramente ni se imaginó cuando fotografió a Jorge Luis Borges por primera vez, con tan sólo dieciocho años; o, cuando recién llegado a París, le dejó un mensaje en el contestador a Julio Cortazar para invitarlo a su primera exposición. Cortazar fue. Hoy la primera foto que le sacó a Borges tiene un lugar destacado en la muestra.
Ernesto Sábato es el principal homenajeado con más de diez retratos. Sentado en un jardín o una biblioteca, en primeros planos o de cuerpo entero, siempre aparece cabizbajo y sombrío. En la mejor foto se asoma tímido, reflejado en una ventana, oculto detrás de sus gafas, borroso y triste; como los pensamientos de Alejandra en Sobre héroes y tumbas.
Martín Caparrós, Juan Sasturain, Elsa Drucaroff, Leila Guerriero, Washington Cucurto, Abelardo Castillo. Sobre una de las paredes se pueden ver imágenes más pequeñas de escritores argentinos, son más de treinta y están ubicadas uno al lado de la otra, como si todas juntas formaran una gran foto de la literatura argentina contemporánea.
También están los protagonistas del Boom latinoamericano: Gabriel García Márquez iluminado, con traje y zapatos blancos, parece uno de los fantasmas que andan por Macondo ; Mario Vargas Llosa está tirado en una cama con una actitud juvenil que se contradice con la seriedad que caracterizan sus apariciones públicas; y Julio Cortazar, barbudo y sonriente, escribe algo sobre un papel, divertido, seguramente piensa en el juego que envuelven al lector sus cuentos.
Osvaldo Soriano mira con picardía directo a la cámara, sentado en la terraza con su hijo escondido entre la ropa tendida; y Mario Benedetti está parado en el círculo central de una cancha de fútbol, de brazos cruzados espera que le tiren un pase.
La muestra invita a recorrer la historia de las últimas tres generaciones de escritores, sobre todo de la literatura iberoamericana, y pretende un recorrido cómplice entre los retratos del fotógrafo y las obras de los retratados. “Las imágenes de ellos que la cámara de Mordzinski ha arrebatado al río del tiempo y fijado en esas cartulinas que todos los editores, autores y lectores conocen, son en verdad una interpretación profunda y respetuosa de su personalidad tal como aparece reflejada en sus rasgos semblante y expresiones”, escribió Vargas Llosa especialmente para la muestra.
“Te avisé que es una muestra de fotografía relacionada con la literatura. Si no te gusta no me eches la culpa a mí. Mirá, ahí está lo que leí y que me hizo venir”, le reprocha una señora mayor a su amiga en la puerta mientras le señala el texto escrito en la pared.
En el texto Mordzinski explica: “De pibe soñaba con la literatura como si fuera un único e infinito ser. Sin cuerpo ni rostro, imaginaba a la literatura como un abstracto territorio feliz donde yo soñaba con las historias que leía (…) Un buen día –un mal día- todo eso desapareció con la dictadura. La vida empezó de nuevo y, como sucede a menudo, fue en otra parte. Así nació ese triángulo invisible hecho de Francia, España y América Latina al cual años más tarde llamaría ‘las tres orillas’. Los lectores tenemos el impagable derecho de imaginar a nuestros Cronopios y a nuestras Famas con una libertad que nadie podría arrebatarnos”.
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