jueves, 3 de enero de 2013

Lecturas de verano

Una selección de lecturas para disfrutar al sol. 

Txt. Javier Garat

Plop 




Interzona reeditó Plop, una novela que circuló de boca en boca como una leyenda sobre un escritor argentino que en una novela austera había logrado proyectar la sociedad después de la sociedad a través de un personaje brutal que le da nombre al libro. En un relato de ciencia-ficción donde la ciencia no existe, Rafael Pinedo describe la vida de Plop en el Grupo –un clan que se mueve entre los restos y el barro de una futuro post-apocalíptico-. Con precisión de etnógrafo Pinedo construye un mundo casi mítico como si los hechos mismos estuvieran sucediendo frente a sus ojos y no tuviera tiempo de ahondar en descripciones innecesarias. Un mundo donde solo se toma agua si llueve y un claro sin cascotes ni barro solo puede ser soñado. 



Planet 

Quien guste de pasearse entre las mesas de saldos se cruzará, si tiene suerte, con Planet. Grata sorpresa tendrá el paseandero cuando después de llevarse esta novela que Sergio Bizzio publicó en 1998 comience su lectura. Como mínimo Planet es estrafalario. Con una facilidad para lo imposible que recuerda a Levrero o Laiseca, Bizzio sumerge al lector en una historia que va de cero a cien en casi nada. Planet es un planeta inverosímil donde el poder es detentado solo por dos canales de televisión. La disputa entre ambos canales lleva a los dueños a raptar y transportar al planeta a dos actores argentinos de telenovelas para que actúen en sus programaciones. El éxito que esto suscita genera una extraña oleada de interés de los planetienses para con la cultura argentina. Sin embargo, la tranquilidad de Planet se quiebra cuando se entiende que los argentinos cargan consigo un extraño virus que amenaza con la destrucción del culto planeta. 



Los años felices 




A pesar de haber sido publicada primero por partes en un blog Los años felices no es excesivamente fragmentaria. A través de las aventuras de un grupo de pibes del conurbano durante los noventa Robles cuenta la adolescencia de Eric, un joven de clase media. Los años felices puede ser leída como una novela de iniciación, es decir, un relato sobre la formación de la estructura sentimental de los personajes. A través del prisma de miles de referencias culturales –Mortal Kombat, la masturbación grupal, Los Simpsons, Corky, Cemento o la Pronto Shake- la voz de Eric narra una época donde, tal como reza la contratapa, el mundo entraba en disolución. Amores, vacaciones, peleas, traiciones y amistades plagan una melancólica mirada sobre la juventud vivida en una época signada por el 1 a 1, de un lado, y por el desempleo, del otro. 





El último joven 

El último joven es el primer libro de Juan Ignacio Boido. Los relatos que componen el volumen son cinco y se agrupan en torno al hilo de la pérdida de la juventud. Sobre ese momento en que se sabe que se perdió cuando se empieza a preguntar por ella. Vista desde el extremo contrario es también una serie de relatos iniciáticos: el desamor, la literatura, la experiencia y la distancia son algunos de los tópicos que se exploran en ese quiebre donde el último joven empieza a dejar de serlo. Quizás el relato que mas se destaca es Teddy Hernández entra a la literatura, un cuento, casi una nouvelle, donde el escritor ajusta cuentas con la literatura nacional en una narración digna del mejor Fogwill, una prosa extemporánea que busca atestiguar los modos y las formas de una clase alta anquilosada y decadente.



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